miércoles, 10 de agosto de 2011

Lo esencial es invisible a los ojos

“…Todas las personas mayores fueron al principio niños. (Aunque pocas de ellas lo recuerdan.)”

ANTOINE DE SAINT - EXUPÉRY


UNIDAD 1
Capítulo 1
“Los Jóvenes”
          Para poder comenzar con este capítulo estimo que debo primero tratar de dilucidar quiénes son esas personas a las que llamamos “jóvenes”, y para ello voy a tomar el concepto extraído del diccionario Salvat, el que, según señala el Doctor Daniel Prieto Castillo en el Módulo Dos de la Especialización en Docencia Universitaria, dice “Juventud: edad entre la niñez y la adultez; primeros tiempos de una cosa”; otra idea sobre jóvenes nos la da la Organización Mundial de Naciones Unidas, según la cual es “la cohorte de edades entre 15 y 24 años”.

          Habiendo tantas definiciones como intereses en juego al momento de especificarlos, voy a plantear mi punto de vista sobre aquellas personas a quienes por su edad biológica, incumbencias, necesidades, atribuciones, obligaciones, derechos, prohibiciones, virtudes y defectos, debemos, desde los distintos roles que ocupamos en la sociedad que vivimos,  educar desde el nacimiento.

          Los jóvenes de hoy son hoy aquellas personas que hace algunos años fuimos todos los adultos. Las percepciones que tengamos en particular cada uno de nosotros dependerá del prisma con el que estemos dispuestos a mirarlos para caracterizarlos.

          Desde que comencé mi carrera docente en el Colegio Pre Universitario “General San Martín” dependiente de la Universidad Nacional de La Rioja, he tenido la posibilidad de trabajar con personas cuyas edades oscilan entre los 16 y los 30 años.

          Durante los primeros meses de mi experiencia como docente pre universitaria, pensé que la tarea sería ardua atento a que la diferencia de edad que existía entre mis alumnos y yo era  solo de 8 años. Pero para mi sorpresa, esta diferencia no fue óbice para que pudiera desempeñarme como profesora, ya que me permitió saber y entender cuáles eran las necesidades de los alumnos y la manera de poder mediar los conocimientos que curricularmente debían aprender los mismos en el cursado de las materias de las cuales estaba a cargo.

          A partir de esa maravillosa experiencia, pude comenzar mi carrera como Docente Universitaria con personas un poco más grandes (en edad) pero con las mismas necesidades de mediación de los conocimientos.

          Los jóvenes de hoy, en la sociedad en la que vivimos siguen siendo personas, individuos, hombres y mujeres con necesidades diferentes, gustos diferentes, estilos de vida diferentes, experiencias de vida distintas, y a los cuales pretendemos enseñar de una misma manera para que todos aprendan de igual forma.

          Debemos saber que la diferencia entre todos los seres humanos es evidente y palpable, razón por la cual, deberíamos hacer el esfuerzo entre todos los que formamos parte de esta bella misión que es educar para tratar a cada individuo como un ser único e irrepetible, aceptarlo como es y ayudarlo para que al igual que un junco ante un vendaval, no se quiebre y pueda seguir su camino. 

          Analizar a los jóvenes desde un solo punto de vista sería injusto y poco útil para cualquier tarea que pretendamos realizar, por ello, es necesario mirar a estos hombres y mujeres que están transitando esta etapa extraordinaria, desde diferentes ópticas, teniendo siempre presente que los jóvenes de hoy tienen en su mayoría, los mismos intereses que teníamos los actuales adultos hace algunos años cuando transitábamos por las distintas aulas universitarias, anhelando aprehender conocimientos que nos sirvieran en nuestra vida profesional.

          [1]Así, nuestros jóvenes alumnos tienen su propia visión acerca de la “familia” por ejemplo, atento a que la conformación actual de la misma es distinta de la que conocíamos los adultos, y más aún de la visión que tienen nuestros mayores. Actualmente ven a este grupo primario de socialización compuesto de una manera diferente y con otra función y hasta quizás en algunos casos sin una función específica, ya que muchos de ellos crecen y se desarrollan solos, con una injerencia mínima en su educación por parte de sus progenitores (si tienen alguno o ambos) o de cualquier otro integrante.
      
          El artículo 16.3 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948) definió a la familia indicando que “es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del estado”. Teniendo presente esto, estimo que todos como sociedad debemos proteger a este elemento, para que nuestros hijos, puedan crecer y desarrollar sus capacidades y habilidades dentro de un marco de respeto y seguridad, y puedan de esta manera ser hombres y mujeres de bien, que es lo que toda persona que se encuentra en el camino adecuado (con la ayuda de los adultos) busca.

          En relación a los Valores, entendidos estos como principios que nos permiten orientar nuestro comportamiento, en función de realizarnos como personas, los jóvenes de hoy jerarquizan los mismos dando mayor importancia a la justicia social, ya que viven en una sociedad con marcadas desigualdades en relación a las oportunidades de estudio, trabajo y diversas comodidades que entienden, tendrían que ser iguales para todos. Asimismo colocan en un segundo lugar a la honestidad,  entendida a la misma como algo que falta en un sector de la sociedad a quienes ellos denominan funcionarios públicos, observando que las personas que ocupan ciertos cargos en los distintos ámbitos – Nacional, Provincial y/o Municipal lo hacen solamente para satisfacer necesidades propias y no del conjunto. En tercer lugar entienden que un valor importante para la sociedad donde viven es la educación, ya que a través de la misma podrán realizarse como personas, habiendo tenido este grupo de estudiantes entrevistados una experiencia particular ya que los mismos fueron alumnos de un colegio pre universitario, donde pudieron tener durante su cursado el ciclo completo de clases establecidas por el Ministerio de Educación y valorando en estos momentos las exigencias a las que fueron sometidos en su etapa de secundaria.

          Teniendo presente los medios de difusión colectiva y partiendo desde la televisión, siguiendo por el cine, los celulares y culminando con Internet y las nuevas redes sociales, llegamos a un nuevo tipo de “jóvenes”  con características propias e indiscutiblemente diferentes, ellos se saben “nativos digitales” y utilizan todos los recursos que el mundo de hoy pone a su disposición, reconociendo que en muchos casos se produce un abuso ocasionando graves consecuencias en las relaciones interpersonales en los diversos grupos de convivencia.

                    Para concluir puedo con certeza afirmar que al no existir en mi caso particular una diferencia de edad considerable entre los jóvenes que fueron mis alumnos en el Colegio Pre Universitario y mis actuales alumnos universitarios, no resultan muy diferentes o alejadas las percepciones que tenemos en los diversos temas que fueron tratados. En mi caso particular veo que la relación Docente/alumno ha cambiado, ya que en mi etapa de estudiante universitaria jamás tuve la posibilidad de hablar o conversar con un profesor sobre los temas que me interesaban o que los propios docentes tuvieran un interés por los alumnos, quizás por la falta de tiempo, por la cantidad de estudiantes en las comisiones, o también por ser la mayoría de los profesores que tuve de una provincia vecina y no residentes de mi ciudad.

                    No estoy de acuerdo con la mirada adulto céntrica, que descree de los jóvenes y deja de apostar a las diferentes capacidades que los mismos tienen o pueden desarrollar con la ayuda de quienes tenemos la responsabilidad de hacerlo.  

Puedo así concluir como comencé este capítulo, citando a Antoine de Saint – Exupéry quien en “El principito” nos recuerda que todos los adultos fuimos al principio niños, y de eso no debemos olvidarnos jamás.


[1]    La información  que expongo fue obtenida durante  una conversación mantenida con ex alumnos del Colegio Pre Universitaria General San Martin de la Universidad Nacional de La Rioja, con los que mantengo una excelente  relación de amistad. El grupo estuvo conformado  por  23 chicos de entre 22 y 23 años de edad, quienes actualmente cursan diversas carreras universitarias  en nuestra Provincia.

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